En un ambiente de fe y profundo recogimiento, 52 niños y niñas de nuestra institución recibieron por primera vez el Cuerpo de Cristo, en compañía de sus familias, de la comunidad de Hermanas y de nuestros docentes de primaria.
Esta celebración fue mucho más que una ceremonia; fue un encuentro íntimo y transformador con Jesús Eucaristía, que marcó un antes y un después en la vida de cada uno de ellos. Desde hoy, nuestros estudiantes se convierten en sagrarios vivos del Cuerpo de Cristo, llevando en su corazón la luz que ilumina, fortalece y guía cada paso de su vida.
Agradecemos de manera especial a los profesores, catequistas y a toda la comunidad educativa que, con paciencia, dedicación y amor, acompañaron este camino de preparación, sembrando en los niños la semilla de la fe que ahora florece en esperanza.
La Primera Comunión nos recuerda que la Eucaristía es un don infinito de amor, que nos invita a vivir en comunión con Dios y con los demás, siendo testigos de su presencia en nuestra vida cotidiana.
“Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan; porque de los que son como ellos es el Reino de Dios.” (Mc 10,14)
