Consideración- Día 2: Con todo ya preparado para recibir al Niño Dios lo mejor posible, San José y la Virgen María recibieron la noticia de que debían viajar a Belén. Fue una gran dificultad porque los viajes eran entonces muy molestos. Sin embargo, no protestaron. Enseguida se pusieron a preparar las cosas para salir cuanto antes. Aquel cambio de planes, como a todos nos sucede cuando nos mandan algo que no nos gusta, les costó trabajo. Pero como ellos sabían que al obedecer a quien lo había ordenado estaban obedeciendo a Dios, no pusieron mala cara y lo hicieron rápidamente.
Sin obediencia no puede haber orden. Pero no debemos hacer lo que nos mandan sólo para no tener problemas. Hemos de obedecer porque así le demostramos a Dios que lo amamos. Como Jesús, que obedeció toda su vida desde que era Niño.
En este segundo día de la Novena, podemos preparar la venida del Niño Dios obedeciendo siempre a la primera, sin que nos digan las cosas dos o tres veces, y con alegría. Así nos pareceremos a Jesús, a María y a José.

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