Los niños más grandes en corazón y sueños hicieron de su convivencia una mañana inolvidable, llena de empatía y compartir. Desde la guacamaya azul hasta los pavos reales fueron motivo de alegría, sana diversión y mucho amor para aprender el arte de vivir con la naturaleza y con los demás.

Escrito por: Luz Stella Mattos De La Valle. Docente de Educación Religiosa y Ética